01 junio, 2012

¿Protectora o ratera de sueños?


La almohada es una pieza mullida en la que se apoya la cabeza cuando dormimos. Mi almohada, al compás de las ropas de mi cama, está vestida de fiusha. El objetivo, no tan simple, de éstas es descansar la cabeza para una buena posición al dormir.
        Mi almohada es transformable mientras sueño; puede convertirse en mano y taparme la nariz, o volverse dura como concreto para darme contra la cara (cuando en mis sueños caía de una motocicleta) pero a veces se transforma en los labios que beso, una caricia, o un aroma.
         Para un abrazo no hay nadie mejor que ella para sentirse entre plumas. Suele ser fría si nadie le confía sus sueños, aunque si se los cuento no me los regresa, ¡ah!, pero eso sí, me regresa la baba que tiré en sus ropas y para vengarse me llena la cara con ella.
         Aunque no sepa si m protege o sólo me roba las fuerzas para convertirlas en cabezadas, sé que en el mundo nadie más ha visto mis sueños, conoce mejor mis deseos, sabe de mis placeres y disfruta tanto de mis locuras como ella, y es por esto que agradezco que teniendo tantas virtudes (como la memoria y la comodidad) no tenga boca.